Torá en Español
Parashat Nasó
Llamarse Najshón
De acuerdo a nuestros sabios (Sotá 37a) Najshon ben Amianadav fue el primero en saltar a las aguas del mar Rojo a la salida de los hijos de Israel de Egipto. Este midrash es el origen del vocablo hebreo "najshonim" que califica a aquellos pioneros que van a la cabeza de toda misión, por peligrosa que ésta sea.
Sin proponérselo, Najshón se transformó en adjetivo lo cual, dadas las circunstancias, resulta ser un enorme halago para su persona y para su valiente actitud.
Pasar a ser adjetivo no es poca cosa; es una gran distinción.
Cuando escuchamos acreca de un filósofo de razonamiento aristotélico o de un poeta con estilo nerudiano, dichos adjetivos no sólo califican al pensador o al poeta sino que nos ayudan a apreciar la grandeza de aquellos personajes que lograron transformarse en calificativos con el paso de las generaciones.
Cuando un nombre propio llega a ser adjetivo, es porque su vida dio que hablar. Su paso por el mundo no generó indiferencia.
Najshon ben Aminadav perteneció a esta clase de personas. Pero además de ello, Najshón era el Nasí (jefe) de la tribu de Iehudá.
La Torá nos cuenta en nuestra Parashá acerca de las ofrendas que fueron traídas por los líderes tribales para la inauguración del Mishkán. Esta inauguración duró doce días y en cada uno de ellos era otro el jefe que presentaba su donativo.
Sin embargo hay una particularidad muy especial cuando se nombra a Najshon. Todos los jefes tribales son llamados por su título "nasí" (líder, jefe) a excepción de Najshón. Y no es que no lo haya sido...
Hay personas que andan por la vida haciendo gala de su título. Doctor Fulano, Ingeniero Mengano, Rabino Sultano. Pero hay gente que no lo necesita. Porque Su titulo es su nombre de pila. Su nombre eclipsa a su titulo. Cuando uno es Najshón, entonces el título no agrega nada.
Algo similar ocurrió con el primer Rabino de la historia: Moshe Rabenu.
Moshé Rabenu tiene una particularidad. Todos los Rabinos llevan el título por delante de su nombre de pila: Rabí Akiva, Rabenu Tam, Rabí Moshé ben Maimón, etc.
Sin embargo en el caso de Moshé ocurre lo contrario. Ante todo mencionamos su nombre (Moshé) y solo después su título (Rabenu).
¿Por qué?
Porque el resto de los Rabinos se ven ennoblecidos por el título, como tantos doctores, o tantos ingenieros…
Pero en el caso de Moshé fue distinto: el titulo de Rabino se ennobleció con él. El hombre superó al título.
Enseña Rabí Shimón en Pirkei Avot (4, 13).
Existen tres coronas: La corona de la Torá, la corona del sacerdocio y la corona del reino. Pero la corona del buen nombre supera a todas.
Una persona puede ser reconocida y respetada por ser Rabino, por ser Cohen, o por ser rey. (Y agregaría: por ser médico, ingeniero o abogado).
Pero cuando una persona es reconocida por ser gente, no hay grandeza mayor a esa. Cuando uno tiene un buen nombre, el título ya no es necesario.