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Torá en Español

Old Hebrew Prayer Book

Parashat Bejukotai

Únidos

Existe una muy difundida costumbre en la escritura de nuestros Sifrei Torá, llamada "Vavei Ha-Amudim". Dicha práctica establece que todas las columnas de un Sefer Torá –a excepción de cinco- deben comenzar con la letra hebrea Vav.

La expresión hebrea "Vavei Ha-Amudim" se origina en la construcción del Mishkán. Allí, en el libro de Shemot, se nos cuenta que en el tope de cada una de los sesenta postes que rodeaban al atrio del Mishkán, había un gancho de plata del cual se colgaban los lienzos del Tabernáculo.

Vav, en hebreo, significa gancho. De allí la expresión "Vavei Ha-Amudim" (los ganchos de los postes/columnas).

A través de dicha descripción, podemos también comprender la función de la letra hebrea Vav. Así como dichos ganchos (vavim) ligaban a los postes con los lienzos, así también la letra vav tiene como función ligar palabras y expresiones. Por ello, al cumplir dicha función, se suele llamar a la letra Vav"Vav Ha-Jivur" (la Vav conjuntiva).

...

En nuestra Parashá, Parashat BeJukotai, aparece una extensa admonición que detalla las desgracias que habrán de caer sobre Israel en caso de que éstos no observen la Ley.

Dicha admonición es dura. Se habla allí del exilio y de los días más oscuros que conoció el pueblo judío a lo largo de su historia.

Hacia el final de la admonición se nos dice:

"Y recordaré mi pacto con Iaakov (יעקוב), y también mi pacto con Itzjak, y también mi pacto con Abraham recordaré" (VaIkrá 26, 42).

Llama poderosamente la atención que el nombre de Iaakov esté escrito aquí con Vav (יעקוב), siendo que en la inmensa mayoría de los casos dicho nombre aparece mencionado de manera incompleta (יעקב).

¿Por qué esta diferencia?

Dice RaSHi en su comentario a la Torá: "En cinco lugares (el nombre Iaakov) está escrito de forma completa (יעקוב), mientras que (el nombre) Eliahu aparece (escrito) cinco veces en forma escueta [אליה]. Iaakov tomó una letra de su nombre [del nombre de Eliahu el profeta] como "garantía" de que (Eliahu) habrá de venir a anunciar la redención de sus hijos.

Cabe preguntarse...¿Por qué Iaakov tomó como "garantía" justamente la letra Vav y no la letra Iud que también aparece en ambos nombres?

El Rabino Isajar Frand sugiere que ésto tiene que ver con la particular función de la letra Vav en el idioma hebreo. Si esta letra funciona como ligazón entre palabras, podríamos concluir que a la hora de dar una "garantía", Eliahu decidió renunciar a su Vav. Y al hacerlo, transmitió un poderosísimo mensaje a los hijos de Iaakov: "Ustedes únanse y respétense...¡y yo vendré!".

Tal como dijo en alguna ocasión el Rab Kuk: "Si hemos sido detruidos, y nuestro mundo ha sido destruído, a cauda del odio gratuito, habremos de reconstruirnos y el mundo se reconstruirá con nosotros (sólo) por obra del amor gratuito" (Orot Ha-Kodesh).

Si han salido al exilio –dice Eliahu- por obra del odio gratuito, habré de anunciar la redención sólo si logran ligarse el uno con el otro y despojarse de los sedimentos del odio gratuito que aun reside entre ustedes.

Tal vez ésta sea la razón por la cual justamente la letra Vav ha sido la elegida para encabezar la inmensa mayoría de las columnas de la Torá. De esa forma siempre tendremos presente que cuando hablamos de Torá, "todos sus caminos son agradables, y sus sendas conducen a la paz" (Mishlei 3, 17).

El colapso del amor al prójimo

Si de amor gratuito estamos hablando, cabe referirse también a Lag Ba-Omer, que celebramos hace unos días.

Los días del omer están muy vinculados a la figura de Rabí Akiva.

Rabí Akiva, figura emblemática del pueblo judío en época de la Mishná, tenía –de acuerdo a nuestras fuentes- doce mil parejas de alumnos. No cabe duda alguna de que se trató de una figura con un carisma muy particular, con habilidades destacadas para transmitir a las multitudes el mensaje vivo de la Torá.

Lo que llama poderosamente la atención es que dichos discípulos, de acuerdo a una antigua tradición rabínica, fueron atacados por una plaga y murieron todos juntos durante los días de la cuenta del Omer. Dicha plaga, cesó el día treinta y tres de dicha cuenta (de allí el nombre LaG, que en gematria suma treinta y tres).

El Talmud especifica incluso el pecado que desencadenó dicha tragedia: Los alumnos de Rabí Akiva murieron por no haber sido respetuosos entre ellos (Ievamot 62b).

Este episodio llama poderosamente la atención, no sólo por su naturaleza trágica. Nuestras fuentes nos dicen que de acuerdo a Rabí Akiva, el precepto "Amarás a tu prójimo como a tí mismo" (VaIkrá 19, 18) es uno de los principios fundamentales de la Torá. Posiblemente este versículo haya sido la mejor síntesis de la visión educativa de dicho Sabio.

¿Cómo es posible que dichos alumnos -que se vieron expuestos por años a la figura de Rabí Akiva- no hayan podido absorver la máxima que regía la vida de su maestro?

¿Cómo es posible que hayan tropezado justamente con la piedra del irrespeto, cuando su Rabino enseñaba Torá bajo el prisma del amor al prójimo?

Y agregaría otra pregunta vinculada al modo en que se celebra Lag Ba-Omer en la sociedad israelí:

¿Cómo es posible que se rememore esta fecha cantando y bailando alrededor de fogatas alimentadas por maderas robadas de parques públicos (¡y privados!) que –en muchos casos- son llevadas a destino en carros que han sido hurtados para tal fin de los supermercados barriales?

Es una gran paradoja.

En Israel, Lag Ba-Omer, fecha que debiera ser un día de alegría y reflexión -dado la naturaleza del pecado de los alumnos de Rabí Akiva- es celebrado multiplicando dicho pecado: de manera vandálica y descontrolada.

Tal vez debamos comprender que la visión educativa de Rabí Akiva, sintetizada en el versículo "Amarás a tu prójimo como a tí mismo", es una visión que debe atravesar el tiempo y las generaciones. Y nosotros somos los que debemos "recoger el guante" y ubicar dicha visión como principio rector de nuestra sociedad en el moderno Estado de Israel.

Posiblemente, ese sea el mensaje del profeta Eliahu en este Shabat que sirve de puente entre Lag Ba-Omer y Shavuot, la fiesta entrega de la Torá. La vav es la garantía de su venida: "Ustedes líguense y respétense...¡y yo vendré!".

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