Torá en Español
Sefirat Haomer
La escalera del Omer
Cuarenta y nueve días pasan entre el éxodo de los hijos de Israel de Egipto (Pesaj) y la revelación del monte Sinaí y la recepción de la Torá (Shavuot).
En esta época del año el pueblo de Israel se somete a un proceso de preparación interior para la recepción de la Torá, un proceso en el que se intenta romper con la inmundicia egipcia a fin de ingresar a una vida de pureza y santidad.
De acuerdo a nuestros sabios, el pueblo de Israel en Egipto se hallaba inmerso en un proceso de degeneración espiritual. Según nos enseñan, existen cincuenta pórticos de impureza y en Egipto los hijos de Israel llegaron hasta el pórtico número cuarenta y nueve, cercanos al punto del no-retorno.
Cada año, y con cada día que pasa de la cuenta del Omer, el pueblo de Israel se va quitando simbólicamente otra capa de impureza y en lugar de adentrarse en la inmundicia se eleva hacia las puertas de la santidad.
Este puente entre ambas fiestas nos lleva a una reflexión. Pésaj es la fiesta de la libertad física y la redención del cuerpo. Pero dicha redención no es un fin en sí mismo, sino más bien un paso hacia la renovación espiritual que propone la entrega de la Torá en el Monte Sinaí. Así como un novio cuenta los días hasta poder unirse con su amada, la nación de Israel cuenta los días que separan la redención física de la redención espiritual.
Durante estos días de festejos por los sesenta años de Israel, entre carne asada y carbones en brasa, mucho he pensado en este punto. De hecho, existe un claro paralelismo entre la liberación de Pesaj y la independencia del moderno Estado de Israel.
La independencia es -evidentemente- algo positivo en sí mismo. Pero, como sociedad… ¿tenemos un programa espiritual? Como estado… ¿somos realmente una “luz hacia las naciones”? ¿La independencia que hemos logrado hace setenta años es parte de un proceso mayor, o ha sido un fin en sí mismo?
El Rabino Moshe Garelik se refiere, en su libro “Parashah U-Fishra”, en este puente llamado “La Cuenta del Omer”, que conecta la libertad del cuerpo con la del alma:
“A través de esta cuenta, los hijos de la generación del desierto despojaron a la festividad de Pésaj de su entidad independiente, y la transformaron en la promotora de la festividad de Shavuot. De esa forma se tendió un puente entre ambas festividades que nos enseña la imposibilidad de separar a la redención física de la redención espiritual; la una no existe sin la otra. La redención nacional de un pueblo estará en peligro si es apreciada como un fin en sí mismo. Muchas revoluciones se han visto debilitadas, cuando sus protagonistas creyeron haber llegado al final del camino y no lograron renovar sus aspiraciones. La estabilidad de muchos países que lograron su independencia tambaleó, cuando todo lo que quedó fueron las incesantes luchas de poder entre sus libertadores. La Cuenta del Omer le dice “NO” a lo que se ha logrado. Considera que el éxodo de Egipto, aun siendo una importante y valiosa etapa, nunca podrá reemplazar al puente que nos conduce al crecimiento espiritual representado por la Torá y por la revelación de Sinaí.”.
Quiera Di-s que también nosotros podamos unir esta brecha y podamos juntos elevarnos y ascender la escalera que nos completa como sociedad.